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Manuel Flaco Ibañez

Manuel "Flaco" Ibáñez y el poema que lo encaminó para ser galán de cine

Manuel "Flaco" Ibáñez estuvo a punto de ser arquitecto en lugar de actor, pero un poema le cambió el destino.
Publicado 13 Mar 2021 – 01:08 AM ESTActualizado 17 May 2021 – 05:28 PM EDT
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El flaco ibañez estuvo a punto de ser arquitecto Crédito: El flaco ibañez estuvo a punto de ser arquitecto

Manuel "el Flaco" Ibáñez es hoy uno de los actores más respetados de la televisión y del cine mexicano. En sus más de 100 películas ha sido testigo de los cambios en industria del entretenimiento y también de la sociedad misma.


Hoy lo vemos como Jorjais en Vecinos, pero de joven fue un auténtico galán de cine de "ficheras", y antes de todo eso... quería ser arquitecto. Él mismo explica que su llegada al mundo de la actuación fue más bien casual y nunca se imaginó estar donde se encuentra ahora.

¿Cómo comenzó todo? Con un poema y un concurso.

Cuenta el Flaco Ibáñez que antes de dedicarse a la actuación estudiaba la carrera de arquitectura y para pagar su educación trabajaba de medio tiempo como jefe de dibujantes de una compañía de construcción.

Ahí conoció a un director de teatro que acudió a el para conseguir un poco de dinero. Estaba pasando por un mal momento económico y sabía dibujar, así que Ibáñez lo contrató.

Mientras trabajaron juntos se hicieron amigos así que acostumbraban a ir a festejar a los bares y cantinas. Cuando estaban lo suficientemente "felices", Manuel pronunciaba un discurso muy famoso en las fiestas: " El brindis del bohemio".


El Flaco se lo sabía de memoria porque a su mamá le gustaba. A él le encantaba dramatizarlo. Su amigo, el director de teatro, al escucharlo lo animó a participar en un concurso de poesía coral. Era el año 1966.

Manuel aceptó la propuesta y se aprendió un poema de la escritora mexicana Rosario Castellanos, " Apuntes para una declaración de fe".

Rosario Castellanos, escritora mexicana. Foto: Especial.

Así llegó Manuel Flaco Ibáñez a los foros

El entonces estudiante de arquitectura ganó y muchos años más tarde aceptaría que más que por sus habilidades interpretativas, obtuvo la victoria porque le reconocieron su gran memoria. El poema que eligió era muy largo y lo dijo sin errores.

El premio del concurso era una beca para estudiar artes interpretativas en el INBA. El joven dejó entonces su carrera de arquitectura y se quedó en el mundo del arte.

El Flaco Ibáñez también ha aceptado que una de las razones para cambiarse de carrera tan abruptamente fue que en artes había mujeres y les gustaba divertirse . "En arquitectura eramos puros hombres" dice el actor en entrevistas

El resto se debe a mucho trabajo y también algo de suerte de Manuel Ibáñez.

Por cierto, te dejamos las primeras líneas del poema que le cambiaron el destino al Flaco. ¿Conocías el escrito? Es un poema que habla sobre el mito de la creación cristiana y también sobre la vida misma.

Apuntes para una declaración de fe

El mundo gime estéril como un hongo.
Es la hoja caduca y sin viento en otoño,
la uva pisoteada en el lagar del tiempo
pródiga en zumos agrios y letales.

Es esta rueda isócrona fija entre cuatro cirios,
esta nube exprimida y paralítica
y esta sangre blancuzca en un tubo de ensayo.

La soledad trazó su paisaje de escombros.
La desnudez hostil es su cifra ante el hombre.

Sin embargo, recuerdo…

En un día de amor yo bajé hasta la tierra:
vibraba como un pájaro crucificado en vuelo
y olía a hierba húmeda, a cabellera suelta,
a cuerpo traspasado de sol al mediodía.
Era como un durazno o como una mejilla
y encerraba la dicha
como los labios encierran cada beso.

Ese día de amor yo fui como la tierra:
sus jugos me sitiaban tumultuosos y dulces
y la raíz bebía con mis poros el aire
y un rumor galopaba desde siempre
para encontrar los cauces de mi oreja.
Al través de mi piel corrían las edades:
se hacía la luz, se desgarraba el cielo
y se extasiaba -eterno- frente al mar.
El mundo era la forma perpetua del asombro
renovada en el ir y venir de la ola,
consubstancial al giro de la espuma
y el silencio, una simple condición de las cosas.


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