Pedro Infante: La mujer a la que no pudo conquistar
Pedro Infante es el máximo ídolo popular de México y el arquetipo de la comedia ranchera. A pesar de que tiene décadas de muerto sigue siendo recordado y admirado por millones de personas, que se aprenden frases de sus películas y cantan sus canciones en fiestas y reuniones.
Por eso es difícil imaginar que una mujer se lograra resistir a sus encantos. Pero sí paso, y es una historia que había quedado olvidada, pero salió a la luz gracias a Rudulfa López y una entrevista que concedió al periódico El Debate. Ella es una mujer que recuerda que hace muchos años, cuando Pedro Infante ya era famoso, pretendió a su hermana.
La hermana de Rudulfa se llamaba Bertha López y era una de las mujeres más bellas del pueblo de San Benito, ubicado en Mocorito, Sinaloa. En cuanto la conoció, Pedro Infante quedó enamorado y deslumbrado por la belleza de Bertha.
De acuerdo con Rudulfa, Pedro Infante le llevó serenata a su hermana y eso llamó la atención de todo el pueblo. A pesar de que Bertha sabía quién era Pedro Infante, decidió no hacerle caso, porque ya tenía un compromiso con un hombre, que a la larga fue su marido.
Rudulfa recuerda que todas las amigas de su hermana le decían que rompiera su compromiso con su novio, y se fuera con Pedro Infante. Pero Bertha era una mujer de palabra y decidió ser fiel a su palabra.
"(Su amiga) Chayito le decía "déjalo, yo en tu lugar me iba con Pedro" a lo que ella le respondió: "pues yo no".
Antes de que Pedro Infante se fuera de Mocorito de regreso a la Ciudad de México, Rudulfa y Bertha asistieron a un concierto del ídolo del pueblo. Ahí Pedro la reconoció y le dedicó la canción "Hoja Seca".
Desde entonces esa canción fue muy importante para Bertha y Rudulfa.
La canción dice así:
Tan lejos de ti no puedo vivir
Tan lejos de ti me voy a morir
Entre esta taberna tan llena de cosas
Queriendo olvidar, pero ni las copas
Señor tabernero, me hacen olvidar
Me salgo a la calle buscando un consuelo
Buscando un amor, pero es imposible
Mi fe es hoja seca que mató el dolor
No quiero buscarte ni espero que lo hagas
Pues ya para qué, se acabó el romance
Mataste una vida, se acabó mi amor
Si acaso mis ojos llenos de tristeza
Pudieran llorar
Pero es que en mi vida yo nunca he llorado
Por ningún querer
Ya que es imposible dejar de quererla
Señor tabernero, sírvame otra copa
Que quiero olvidarPudieran llorar
Por ningún querer
Ya que es imposible dejar de quererla
Señor tabernero, sírvame otra copa
Que quiero olvidar.
Bertha ya falleció y Rudulfa tiene 95 años.