María de todos los Ángeles: sus mejores frases para entender el amor

María de todos los Ángeles nos ha dado varias lecciones de vida. En el programa producido por André Barren y Pedro Ortiz de Pinedo hemos aprendido sobre distintos aspectos que conforman la existencia, pero hay uno en particular que es el centro de atención de la serie: el amor. 

Y es que desde la trama del programa sabemos que nos encontramos frente a una producción que tiene como personaje principal al amor. Recordemos que María de todos los Ángeles desea encontrar una pareja y es por eso que se encomienda a los ángeles. Debido a sus peticiones, y después de interpretar mal algunas señales enviadas por ellos, conoce a Albertano (interpretado por Ariel Miramontes). Ahora, debe enfrentar algunas dificultades para poder amarlo, incluyendo a su madre sobreprotectora.

Por eso, en el programa hemos presenciado varias frases de María de todos los Ángeles que nos pueden ayudar a entender el amor, uno de los temas más complejos de la vida. 

Frases de María de todos los Ángeles para el amor  

Segura de ti misma, dominante, provocadora, simplemente cosmopolita.

Pase lo que pase, recordemos que hay que mantener la frente en alto y nunca perder el estilo. 

Si amas algo déjalo libre, si regresa es tuyo, si no... Corre tras él.

Tantito relación tóxica, pero ok, a todos nos pasa. Si no, pregúntele a Federica P. Luche, la reina de las relaciones tóxicas. 

Híjole, Albertano, eres bien quién sabe cómo.

¿A quién no le ha pasado esto? A veces queremos mucho a una pareja, pero esto no significa que esa persona no sea difícil de comprender. 

Yo soy sola, pero no por eso me voy a dejar.

Volviendo a la idea de mantener la frente en alto, aprender a estar sola es la clave para poder elegir lo que queremos para nosotras. María de todos los Ángeles lo sabe. 

El amor es como un elote, a veces nos toca tierno y a veces duro.

Sin embargo, el amor sigue siendo un tema que a veces nos puede debilitar y vulnerar. Aunque también puede ser muy tierno y tranquilo. Todo depende, como un elote, de cómo te toque en cada ocasión.