Chavoruco.
5 frases que seguro te delatan como chavoruco
Ser chavoruco es algo que no podemos detener una vez que inicia la transformación. Mejor reír con estas frases.

La palabra chavoruco se instaló en nuestro idioma de un día para otro y ahora simplemente representa demasiado bien una serie de conductas, frases y pensamientos que una vez que comienzan a salir de nuestra personalidad, es imposible detener.
Básicamente un chavoruco es una persona que se quiere seguir comportando como joven, pero que inevitablemente padece un ligero desfase en cuanto a tendencias, expresiones y formas de actuar de las generaciones más nuevas.
Es decir, es un adulto con alma de chavo. Los chavorucos casi siempre quieren que la época de su juventud dure para siempre, aunque sabemos que eso es imposible.
Ser chavoruco es todo un arte. Dicen que el primer paso para serlo, es negarlo. Así es que la actitud del chavoruco casi siempre es una que ni él mismo identifica que tiene, pero que solita se delata cuando dice algunas frases o tiene algunos comportamientos dignos de un verdadero chavoruco.
Por eso, te ayudamos a identificar si eres un chavoruco con las siguientes frases que son típicas de estas personalidades. ¿Cuántas de estas has dicho?
1) Asombrarse diciendo: No manches… ¡qué buena onda!
2) Invitar a salir con una frase como: Vamos por unos tragos coquetos.
3) Celebrar algo mediante las distintas versiones de "padre": Está padriurix.
4) Saludar con frases que estaban muy de moda antes, pero ahora ya no tanto: Qué hongo, champiñón.
5) Querer tener estilo mediante frases como: Qué suave, qué buena onda, qué chévere.
También se puede identificar al alma del chavoruco porque constantemente está añorando una época pasada, la cual naturalmente considera mejor. Puede ser mediante frases como "En mis tiempos…" o "Cuando yo era joven…" para después decir que algo era mejor antes o que algún valor está fuera de control en nuestros días.
Lo malo de la transformación en chavoruco es que es inevitable, a todos nos pasa y no hay vuelta atrás. La buena, es que podemos divertirnos en el proceso de ir descubriendo nuestra propia metamorfosis.