Así se veían Toña, Fran, Paco y todo el elenco de '40 y 20' cuando eran niños
El elenco de ‘40 y 20’ ha dejado huella en los fans de las comedias hechas en México. La serie lanzada en 2016 que acaba de comenzar su séptima temporada, cuenta con personajes que han encantado a toda la nueva generación de televidentes en busca de humor fresco con situaciones con los que se pueden identificar. Es así como Toña, Fran, Paco, Chio y toda esa galería de personajazos han sido un éxito.
Hoy, presentamos una faceta poco conocida de esos queridos actores; ni más ni menos que cuando eran niños o adolescentes y quizás ya soñaban con la fama que hoy acompaña sus vidas.
Jorge “El Burro” Van Rankin
Antes de convertirse en el enamoradizo Paco (o Don Paquis) e incluso antes de que le pusieran el apodo que lo hiciera famoso, El Burro fue un tierno niño al que peinaban al estilo de los años 70, década en la que creció.
Michelle Rodriguez
Siempre supo que quería destacar, y se nota en esta nostálgica foto en la que de auto-dedica un mensaje: “Lo estás haciendo increíble! LOS SUEÑOS SE CUMPLEN te costó creerlo pero la vida se va a encargar de demostrártelo cada día”
Mauricio Garza
Antes de ser el noviero hijo de Paqiuis y fan de las mujeres mayores que él, el buen Fran (más bien, Mauricio) había sido parte de programas musicales como 'Código Fama', donde el joven actor había probado las mieles del éxito.
Mónica Huarte
La genial Mónica Huarte, antes de ser “Chio” la señora locochona e híper divertida de la serie y de convertirse en la exitosa actriz que conocemos, fue una linda niña de cabellos rubios que bien pudo ser una pequeña modelo de comercial de champú.
Verónica Jaspeado
La guapa actriz poblana, fue una niña feliz, tal como lo escribió en una foto que compartió en sus redes sociales. EN algún momento de su carrera, Verónica fue parte de un grupo musical llamado Mestizzo que tuvo buen éxito en los años 90.
Armando Hernández
El actor que iniciara su carrera de forma profesional al lade Martha Higareda en el dramón ‘Amarte Duele’ y que luego se convertiría en El Brayan, el objeto de los quereres de Toña, fue un niño al que ya le gustaba posar para la cámara.