Los intelectuales mexicanos y la comedia. Parte I: La Filosofía
La comedia en México ha sido un tema de interés para diversos estudiosos, lo cual es muy bueno para todos los que disfrutamos de este arte porque nos permite entender de mejor manera los motivos por los cuales nos gusta tanto reír.
Sobre todo en un país como México, donde el humor es una base fundamental de nuestra cultura, estudiar la comedia es una labor imprescindible. Por eso es que nos interesa reflexionar sobre qué intelectuales o pensadores han dedicado parte de sus estudios al humor mexicano, y pensamos en diversas opciones. En este primer texto exploraremos el estudio de la comedia desde la filosofía.
Samuel Ramos dibujado por Juan O'Gorman
Desde la filosofía
El humor en México fue estudiado por Samuel Ramos, un filósofo y académico que fue director de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, además de miembro de El Colegio Nacional. En su trabajo se centró en comprender cuáles serían las características que podrían definir nuestra identidad, sobre todo notando que existía un complejo de inferioridad en el alma mexicana, como consecuencia de la conquista española, pero buscando trascenderlo para lograr un correcto desarrollo. En su libro El perfil del hombre y la cultura en México invita a reflexionar sobre cuáles serían algunas características que tendría que tener nuestra personalidad, y ahí surge el tema de la comedia.
Para Ramos, la comedia es un mecanismo que los mexicanos empleamos para mediar entre el papel que se ha diseñado en torno a nuestra personalidad y lo que muchas veces somos en realidad. Es decir, para el filósofo mexicano existe una desproporción entre lo que pretendemos ser y lo que realmente somos, así que esto contribuye al conflicto de inferioridad que él mismo invita a erradicar. De acuerdo a su postura, la comedia es una forma de jugar los papeles de una vida distinta a la que en realidad llevamos.
Samuel Ramos considera que una acción importante para que los mexicanos nos podamos sentir más seguros de nosotros mismos y de nuestra identidad es que la educación se centre en conocer la personalidad del mexicano, que defina sus formas de ser, sus deseos, sus capacidades y su vocación histórica (sin caer en nacionalismos, sino centrado en conocernos para desarrollar un amor por la verdad). Él concluye que para lograr eso, es importante que la educación tenga un sentido humanista.